viernes, 29 de mayo de 2015

Resignificando un blog

Siempre dije que escribir era lo que más me gustaba. No sé definir qué ni cómo, ni dónde, ni para qué. Sí, creo que para qué sí lo sé. Escribo para distraerme. Escribo porque me gusta saber que escribo. Me gusta saber que un montón de palabras, una detrás de la otra, cobran un sentido una vez que salen de mi desordenada cabeza.
Empecé este blog hace años en el vaivén de un desconcierto amoroso. Ridiculicé situaciones que a veces me hicieron reír y unas cuantas veces requirieron más de una carlina. Hoy, cambié de piel. Bueno, quizás no. Pero con algunos años más, una nueva relación a cuestas y algunas nuevas contradicciones, me renuevo y retruco mis palabras. Vuelvo a escribir. Vuelvo a contarles a los que quieran leerme que estoy perdida. Sí, me perdí y no sé dónde. No me encuentro. No hay mapas ni guias-t, ni brújulas que me ayuden. Me perdí muy perdida. Y otra vez el remolino emocional me trae al abc. A mi abc. A mi mundo favorito. Mi punta del ovillo. Dicen que hay que perderse para encontrarse. Hoy renuevo las ganas de ponerme en movimiento y descubrir a dónde empuja el viento.

jueves, 20 de febrero de 2014

amor que pispea

Como dice la canción: el amor está en el aire. Está cerca, lo siento. Presumo sus pasos y la mano que sale de un bolsillo tímido para tocarme el timbre. El amor se está acercando. Tiene cara borrosa (como los menores cuando aparecen en la tele) y empieza con M. De eso estoy segura, empieza con M. Está tan cerca que me sopla los rulos, me los hace bailar en Baldomero y también en Hortiguera. El amor se está acercando, yo lo sé. Escuchó un ruido. Es el corazón que vuelve a latir, se acelera, cicatriza.
Son las horas que avisan que ya es tiempo. El amor está más cerca y eso lo sabemos los dos. 

miércoles, 19 de febrero de 2014

Un flash

Me interesa hablar del flash, pero no haciendo referencia a ese objeto fotográfico que proporciona una iluminación distinta sino más bien quiero hacer hincapié en el sentimiento. Sí, hablaría en este caso de "flashearla". Es una expresión que no me gusta mucho, pero creo que refleja bien mi estado emocional actual.
Quizás sea por las altas temperaturas de verano, por las montañas color-tierra-jujeñas, por las vueltas enteras de chacarera o por no sé cuáles otras razones. Por todas ellas o por cada una, me enamoré. En unas pocas horas, después de un fernet, una bailanta y un micro, me enamoré de un italiano. ¿Me enamoré? Sí, lo hice. O al menos eso creo. Intenté desmenuzar lo que sentía. ¿cómo puede uno enamorarse en pocas horas? y ahí mismo, la palabra más precisa:  flash. La flashée. proyecté mi incierta vida en tierras foráneas, en un bar, nuestro bar, abrazada. Hablé inglés, italiano y aprendí a decir "gracias" y "de nada" en griego por las dudas. Conocí a su familia, él a la mía y no nos cansamos de mirarnos y gustarnos. Nos casamos (¿ésto fue real?).
Hay un punto en que la realidad y la fantasía tienen que hacer un pacto. Mientras tanto sigo pensando en él y lo espero, nunca se sabe dónde podemos volver a encontrarnos. 

viernes, 24 de enero de 2014

La pregunta del millón

No se trata de ser detectives. No. Tampoco es necesario un coeficiente intelectual elevadísimo. Yo diría que es una cuestión de sentido común que roza la "obviedad" (aunque desprecio esta palabra). Son realidades que uno asume y NO, ALTO, ERROR: nada es tan obvio, ni tan simple, ni tan evidente como para no hacer LA pregunta. Tómenlo como un consejo bobo aunque contradictoriamente esencial. Cuando salgan con alguien, antes o después de averiguar el nombre (eso queda a gusto del consumidor) pregunten el estado civil. Parece un disparate, pero mujer prevenida vale por dos...

jueves, 23 de enero de 2014

Pastillita: a una tecla de la libertad

Cuando lo digo en voz alta me parece bastante ridículo. Mi alegría se relaciona con haberme animado a apretar una tecla. Pero no cualquier tecla, claro. Es la tecla bisagra, la que dice chau, la que te aleja de las personas que te hacen mal, de las fotos que nunca jamás quisiste descubrir. Por ahora sólo es un suprimir virtual, un paso enano en el camino de la superación, pero con un café con leche en mano celebro este diminuto arranque de coraje. 

martes, 21 de enero de 2014

Lo que aterra el mundo real

Siempre fui amiga de lo virtual lo cual puede ser una contradicción si lo analizo en términos de mi escaso conocimiento tecnológico, pero lo reconozco, las redes sociales me apasionan. Quizás sean los gajes del oficio, mi apego a las palabras escritas, no lo sé, pero lo cierto es que me declaro una amiga fervorosa del whatsapp y el facebook (o feisbur, siguiendo a mi abuela). 
En aquel 2008, la idea de amigos virtuales, de los cuales sólo conocía su cara, su fecha de nacimiento y quizás algún otro dato que hubiesen querido aportar a su perfil, parecía de lo más sospechosa. Ni en los pensamientos más remotos hubiera creído que el caralibro iba a desarrollar en mí una serie de artilugios en pos de esta infatigable tarea que es encontrar "el" amor. 
Así, como si nada, me vi envuelta en un nuevo mundo con seres de lo más variados: militantes, ateos, creyentes, hipsters, hippies. Un verdadero zoológico humano con jaulas de palabras unidas en red.
Esa virtualidad que me permitió mostrarme relajada, distendida, libre y espontánea, cuando en realidad ya no me quedaban uñas que comerme, hoy me trae consecuencias encontradas. El entendimiento del "planeta www" puede ayudarnos en reiteradas circunstancias, pero: ¿qué pasa cuando del caralibro pasamos al caracara?
Y ahí ya no sé si me quedan estrategias. Quizás sea tiempo de abandonar la carrera frenética de megusteos y volver a la vieja servilleta con números de teléfono, pero ojo, no para que nos llamen, si no para seguir charlando por whatsapp...

viernes, 6 de diciembre de 2013

Quererte en mute

Quererte en mute es ésto.Son unas cuántas lágrimas, que van y vienen entre mates y cafés. Son las risas cómplices que me diste y las confesiones que te debo. Son las ganas de abrazarte, todas las mañanas y todas las noches. Son las ganas de que no te vayas nunca. Quererte en mute es resignar, es saber perder, es decirte chau. Quererte en mute es... un bajón.

sábado, 19 de octubre de 2013

El día que me sentí tocada por un tema de Valeria Lynch

Para algunos este día puede ser el mismo apocalipsis. Para mí es un reflejo fiel de mi corazón desvencijado. Sí, lo asumo, me sentí representada por un tema de Valeria Lynch. No me equivoqué, no. Cada letra de ese nombre propio es correcta. Todo surgió por el cumpleaños de una de mis abuelas. En mi familia hay una tradición de hacer videos graciosos para los festejos de natalicios y cuando los años se acercan a los números redondos, la producción se vuelve más importante aún. Es por eso que en un despliegue de ideas varias, a mi hermana se le ocurrió que cantemos un tema de la reina del falsete. 
Y me vi viendo el video por primera vez, prestándole atención a la letra y ahí, en ese instante, caí. Me identifiqué en esa "otra", esa otra despechada y reincidente que busca entrar a la cancha, pero tiene un cartel en la frente de suplente eterna.
Comparto esta frase. Me mató: 
"Tal vez yo deba resignarme y no llamarte más
Tal vez yo deba respetarme y no rogarte más
Tal vez deba dejar con toda dignidad que vivan un romance en paz".
(nota para Vale: la próxima copate con las pibas y anda a las certezas. Me llenaste de talveces, ¿qué hago? ¿sigo? ¿paro? Después te paso mi mail o mi número y lo charlamos).
Pero sea como sea, esta canción me puso en movimiento. Tanto es así que le dio cuerda a este blog, que renace como el ave fénix, de las cenizas de malas, mediocres y buenas experiencias, todas o casi todas, dignas de ser compartidas con ustedes.
Así que otra vez acá estamos, empezando de cero...

sábado, 12 de enero de 2013

Pintó el cholulaje

Podría decir que mi abuela es mi segunda mamá. De chica, compartía todas mis tardes con ella y así, poco a poco, me fui mimetizando. Adopté algunas de sus virtudes y algunos de sus defectos. Entre éstos últimos, la creencia arraigada de que un famoso es un ser superior. No me pidan razones lógicas. Pueden haber sido los excesos de Revistas Caras, los programas de Lucho Aviles, lo desconozco. Pero sí sé que desde mis primeros años, admiré en demasía el mundo de los famosos, como si se tratase de un mundo paralelo donde pasan cosas mágicas. Una especie de Hogwarts del sub-desarrollo.
Y así, con el legado cholulil de mi abuela a cuestas, lo agregué a él. Hace unos meses fui a ver una obra de teatro que me fascinó como hacía mucho no me pasaba. Lo vi, ahí, en pleno drama. Convengamos que no era el heredero de Al Pacino, pero tampoco soy una cholula con pretensiones (por ahora). Me fije su nombre, lo busqué y lo agregué al feisbuc. Algunos meses más tarde empezamos a hablar (It s a kind of magic!!). La realidad es que los espejitos de colores dejaron de hacer luz tres chateos después, cuando me cortó el rostro sin diplomacia. Con algunas de mis amigas tenemos la teoría de que es gay y con esa idea nos quedaremos. Eso pasa mucho en el mundo del teatro, ¿no que sí? (si usted quiere adquirir un prejuicio, es fácil: consigalos en distintos locales de capital federal o llame al 0800-yomeloscomprétodos).
Por último, mi nuevo actor. Vi una película cordobesa que me dejo con acento y gusto a fernet. Me la compré y la vi dos veces. Me encantó. El era el protagonista. Un misterio cordobés. De repente, en los créditos vi su nombre y ahí la idea repetida: ¿por qué no agregarlo? Dicho y hecho. Al día siguiente me habla:"¿Nos conocemos?", "No", "Ah, y ¿por qué me agregaste?", "Te vi en la película"...Ups, ¿tenía que admitir eso? No sé, pero yo ya me siento dos escalones más cerca de los Martín Fierro y ya practiqué bien mis líneas: "Este premio se lo dedico a ella, mi abuela".

viernes, 11 de enero de 2013

El orgullo que no habito

Hay quienes hablan de orgullo y quienes prefieren llamarlo "amor propio". Sea cual sea la acepción, carezco de ambos dos. No sé qué habrá pasado en el medio. No sé si sufrí la malformación de horas frente a Xuxa, Flavia y Cris Morena o quizás: ¿habrán sido las hamburguesas de Pumper? No lo sé. Quizás sea un gen que no me vino, pero lo que si sé es que no entiendo a la gente que lo tiene y lo usa TAN bien. Si habré escuchado la frase: "Tenés que ser más orgullosa" o "tenés que quererte más". O la tan conocida: "creetela y hacete desear". ¿Hacerme desear? A ver gente, estamos hablando de mí. Siempre abundan los consejos y las frases pila-pila, que agradezco en el alma, no me malinterpreten, pero ¿cómo llevarlos a la práctica?
Yo los admiro, de verdad, les daría un Martín Fierro de la dignidad a cada uno de los que practican la "orgullosidad", pero creo que todavía, con Eduardo, no llegamos a ese capítulo. Y bueno, como para la próxima sesión falta una semana, me voy a chatear con el que el sábado me esquivo toda la noche.
Besos para tod@s